
Slow Fashion: Por un armario más sostenible
Para entender el término slow fashion, primero debemos entender la antítesis. La fast fashion está compuesta por marcas de ropa que producen prendas baratas en masa. Sin embargo, el precio lo paga el medio ambiente y los medios de subsistencia de los trabajadores de la industria. Las nuevas colecciones casi semanales buscan minimizar el tiempo entre el desarrollo de la cadena de suministro e incentivar el consumismo.
Por otro lado, la moda sostenible abarca la ropa que se crea y consume teniendo en cuenta el medio ambiente y los trabajadores del sector. Así surge la matriz de la sostenibilidad donde son cruciales:
- La reducción de emisiones de CO2;
- La reducción de la contaminación y el desperdicio;
- El apoyo a la biodiversidad;
- Asegurar que la mano de obra recibe un salario justo.
Entonces, debemos cambiar los hábitos de compra y consumo de estos productos. ¿Qué debemos tener en cuenta para asegurar un armario sostenible?
Compra menos, compra mejor
En primer lugar, y porque el sector de la Moda es responsable del 10% de las emisiones mundiales de CO2, es crucial cambiar hábitos. Como consumidores, debemos reducir el consumismo, optando por adquirir menos prendas, MÁS DURADERAS y con MENOR IMPACTO AMBIENTAL.
Foto de ARTEM BELIAIKIN en PEXELS
Evita el greenwashing
El número de marcas que se autodenominan “sostenibles” ha aumentado exponencialmente en los últimos años. Sin embargo, pueden ocultar información relevante para mantener sus productos “verdes”. Desde materiales ocultos en la cadena de producción hasta la irrelevancia del beneficio presentado, algunas empresas se aprovechan del greenwashing para alinearse con el movimiento.
Cuidado con los químicos peligrosos
Se estima que se usan más de 8000 químicos sintéticos en la producción de ropa, incluidos carcinógenos. Desde cromo hasta formaldehído o PFC, estas sustancias representan riesgos para la salud humana que van desde irritaciones en la piel hasta infertilidad y cáncer.
Por lo tanto, puedes optar por prendas hechas de lino, algodón orgánico u otros biomateriales usados en economía circular y/o teñidas con tintes naturales.
Adopta también hábitos de lavado como lavar antes de usar. Coloca filtros en la lavadora para que retengan químicos y otras sustancias peligrosas que puedan contaminar el agua.
Cuida tu ropa
Un lavado ecológicamente responsable comienza con la elección de detergentes. Elige opciones naturales o haz tus propios productos de limpieza.
El segundo paso es lavar menos y en ciclos con agua fría. Muchas prendas no necesitan lavarse completamente después de un uso. A veces, basta con airearlas o limpiar las zonas con manchas. Además, usar agua caliente desgasta más rápido el color y las fibras de tejidos menos duraderos.
Por último, la secadora es uno de los electrodomésticos que más energía consume. Por ello, para mantener la ropa fresca, colócala a secar al sol.
Foto de MALI MAEDER en PEXELS
Asegura una segunda vida
¿Qué hacer con la ropa usada? Primero, debemos plantear la pregunta: ¿Todavía puede ser utilizada por alguien? Si es así, existen varias opciones:
- Transformar/Reparar – upcycling, las prendas que no usamos pueden tener una nueva vida como otra categoría de productos.
- Vender – en plataformas o a amigos/familiares.
- Donar – no indiscriminadamente. Debemos investigar instituciones que acepten y/o necesiten esos productos.
- intercambiar – desde mercados de intercambio de ropa hasta eventos programados en redes sociales.
Si la respuesta es no, reutilízalas para limpiezas o colócalas en un contenedor de ropa usada. Además, puedes entregarlas en tiendas que reutilizan ropa y residuos textiles.
Foto de IVAN SAMKOV en PEXELS
En resumen, los hábitos de slow fashion comienzan en cada uno de nosotros como consumidores. No se trata solo de comprar menos ropa. Como hemos visto, hay todo un mundo de partes involucradas en este sector. Por eso, cuando adquieras una prenda, percibe de dónde vino, cuáles son los materiales y cómo debes cuidarla.